Actualmente, en el mercado disponemos de una amplia y variada cantidad de cepillos dentales, a pesar de ello encontramos dos grandes clasificaciones que muchas veces nos hacen dudar a la hora de seleccionar un cepillo: eléctrico o manual.
Una de las preguntas más frecuentes por parte de los pacientes es: ¿Cuál es mejor, el cepillo eléctrico o el manual? La respuesta no es tan sencilla como parece.
La Asociación Dental Americana (ADA) y muchos dentistas dicen que los dos tipos de cepillos son igual de efectivos para limpiar los dientes y evitar que se forme la placa bacteriana. Incluso se han realizado varios estudios comparando los cepillos eléctricos con los manuales y hasta el momento no se ha podido encontrar una diferencia significativa en la limpieza de los dientes o en la prevención de las enfermedades de las encías.
Cepillo eléctrico
Los cepillos eléctricos requieren por parte del paciente una técnica más sencilla que los manuales aunque el tiempo de cepillado sea el mismo.
Este tipo de cepillos están especialmente recomendados en personas con dificultades físicas o mentales. Al tener el mango más grueso resulta más fácil su uso (por ejemplo en pacientes con artritis) y al realizar el movimiento sólo, es más comodo.
También nos irá bien en pacientes que se cepillen muy fuerte (cepillado agresivo) ya que con el eléctrico las fuerzas están controladas, paralizándose si se ejerce demasiada presión.
Cepillo manual
Los cepillos manuales deben tener una serie de requisitos para su buen funcionamiento:
o El cabezal debe ser de un tamaño adecuado, con las cerdas entrecruzadas, largas y en distintos niveles para poder acceder a todos los rincones.
o No debe ser un cepillo ni duro ni blando si no medio.
o El raspador lingual en la parte posterior del cabezal para poder realizar también una buena higiene lingual.
o La técnica del cepillado debe ser adecuada (barriendo desde la encía hasta el diente varias veces a lo largo de toda la arcada)
En niños muy pequeños se aconseja que los papás les cepillen los dientes, mejor con el cepillo manual. A partir de los tres años estaría bien que primero se los cepillaran los padres y luego dejaran al niño solo para que así fuera adquiriendo el hábito.
La decisión final es tuya dependiendo de tus preferencias. Los dentistas recomendamos generalmente que el paciente utilice el cepillo que más le guste o que más cómodo le resulte.
Publicado por:
Claudia De Pedro Ramírez – Odontóloga